miércoles, 23 de marzo de 2011

La Represión

Veo hoy la presentación del informe de la correpi de noviembre del año pasado (sí, ya sé que estoy atrasado, lo que vi es una recirculación de aquel video hecha con motivo de cumplirse otro aniversario del golpe).

Al verlo algo me hace ruido. Y es el telón de fondo del escenario. Dice "distintos gobiernos, la misma represión". Y me pregunto ¿es esto así? Para responderme esta pregunta me pongo a desglosar lo que la correpi dice. Y si a alguien le interesa puede leerme y responderme.

La correpi clasifica la represión en dos categorías, el "gatillo fácil" y lo que ellos llaman "represión selectiva", definida como represión de las manifestaciones políticas.

Empecemos por el "gatillo fácil". Lo que dice el informe es que esto no se ha modificado sustancialmente desde hace muchos años. Veamos algunas causas de esto. El "gatillo fácil" tiene un claro componente racista y clasista. Está profundamente vinculado con la formación de la policía. Y dado que la formación de la policía no se ha modificado sustancialmente desde hace muchos años, difícilmente se modifique esta situación.

La correpi hace una afirmación al respecto que me parece dudosa. Dice que el "gatillo fácil" es una política de estado que sirve para disuadir a las personas de la participación política. No me parece que sea así. Sí es una forma de contención social, en el sentido que intenta generar sumisión a la autoridad policial. Pero no se trata de una represión contra la política sino basada en prejuicios, y en ocasiones provoca reacciones en respuesta con mayor o menor nivel de organización.

Cambiar la formación de una fuerza como la policial no es una tarea sencilla. Como antecedente menciono la reforma de los liceos militares impulsada por Nilda Garré durante su paso por el Ministerio de Defensa, que incorpora una materia sobre "problemáticas ciudadana", reduce el uso de armas de fuego, elimina la obligatoriedad del internado, promueve la articulación con universidades públicas y propone revisar el régimen disciplinario. Esta resolución está siendo resistida por los egresados de estos liceos, que quieren que sus hijos tengan la misma formación que ellos tuvieron.

No sé si Garré tiene en sus planes una modificación de los liceos policiales (ni tampoco sé si tiene atribuciones para meterse con las policías provinciales), pero sería interesante ver qué pasaría si lo intentara.

Pero volvamos para ver qué pasa con la otra categoría de represión mencionada por la correpi, la "represión selectiva". Esto es lo que más nos suena en una fecha como esta, en la que recordamos el inicio de la gran represión política de la que fuimos víctimas los argentinos. Dice la correpi que la represión de hoy es la misma desde hace 15 años. Y me pregunto ¿es así? No pude leer el informe completo, pero en los lugares que reproducen partes del informe hablan de que en 15 años hubo cincuenta y pico asesinatos cometidos en el marco de manifestaciones populares (por ejemplo, acá o acá). La lista caso por caso es larga, por eso la pongo al final.

Analicemos un poquito la lista. Los casos mencionados del 2010 contrastan con los anteriores por los siguientes motivos. El caso de Ferreyra es el único asesinato de toda la lista en el que los responsables no son policías y los otros casos mencionados en el 2010 son manifestaciones que se produjeron en respuesta a un caso de gatillo fácil. En cambio, todos los casos mencionados de años anteriores son asesinatos producidos durante la represión a manifestaciones de trabajadores por reclamos gremiales (excepto la de Ledesma en 2003). ¿Cuál es el motivo de esta mezcla en la lista?

Me parece que la incorporación de estos casos más relacionados con el "gatillo fácil" en la lista de crímenes políticos produce una tergiversación del análisis de la realidad. Y también produce una tergiversación de la realidad las cosas que no se ponen. Por ejemplo no hay mencionado ningún caso de los varios asesinados en comunidades aborígenes que reclaman sus tierras. Tampoco están mencionados los muertos en las tomas de terrenos en Buenos Aires.

Y es que la correpi quiere forzar la conclusión que tomó como premisa, "distintos gobiernos, la misma represión". Y si hay que mencionar que el gobierno envió a la gendarmería para evitar que las patotas siguieran matando a los que tomaban tierras en Buenos Aires, mientras la oposición les pedía que reprimieran, es difícil sostener esa premisa.

Porque esa premisa es falsa. La represión política hoy no es lo mismo que hace unos años. En las manifestaciones, las fuerzas que dependen del estado nacional  van sin armas, y esto es una clara diferencia (a veces exasperante: cuando una banda quería entrar a matar a los que tomaban el parque indoamericano, la gendarmería se quedó ahí, bloqueandoles el paso, recibiendo piedras y palazos, sin responder).
Si hoy buscás en Internet información sobre presos políticos, lo primero que encontrás es a los más de 800 tipos presos por crímenes cometidos durante la dictadura.

No estoy diciendo que hoy vivamos en la panacea, cosas como el gatillo fácil siguen existiendo. Lo que digo es que no todo es lo mismo. No es lo mismo el actual gobierno que un hipotético gobierno de Duhalde o Macri o Carrió, que están diciendo que lo que hace falta es más represión. Y el sostener que todo es lo mismo nos deja expuestos a lo peor.

Cualquier mejora en la situación nos da una plataforma desde donde dar el siguiente salto. Y las ventajas de que disfrutamos hoy no son nada despreciable.

Listado de casos mencionados en el informe de correpi:
1995, En una manifestación de la UOM contra los despidos y cierres de fábricas es asesinado Victor Choque por la policía de Tierra del Fuego
1997, Durante un corte de ruta de ATEN y desocupados (contra la ley de educación de Menem y pidiendo planes sociales), Teresa Rodríguez es asesinada por la policía de Neuquén. Los policías responsables fueron condenados a dos años de prisión en suspenso y reincorporados a la fuerza.
1999, Un corte del puente Chaco-Corrientes impulsado por varios sectores en reclamo de sueldos atrasados es reprimido por la gendarmería y dos manifestantes son asesinados. Por la mañana la policía correntina forma un cordón para evitar que la gendarmería siguiera reprimiendo. Hacía siete días que había asumido el gobierno de De La Rúa. Los asesinatos quedaron impunes.
2000, Durante un corte de ruta de desocupados y despedidos de dos empresas de General Mosconi (Salta), la policía salteña asesinó a Aníbal Verón.
2001, La UTD con obreros de la construcción realiza un corte para pedir aumento de sueldos. La gendarmería asesina a dos manifestantes. Estos crímenes están impunes.
2001, En el marco de las manifestaciones que provocaron la renuncia de De La Rúa hubo 39 asesinatos por parte de la policía federal y de algunas provincias. Estos crímenes están impunes.
2002, Un corte de varias organizaciones piqueteras es desalojado por un operativo conjunto de la gendarmería, la prefectura naval y la policía bonaerense. Dos manifestantes fueron asesinados. Este hecho provocó que Duhalde adelantara su retiro del gobierno para mayo del año siguiente. Los policías responsables fueron enjuiciados. Las responsabilidades políticas no se esclarecieron.
2003, Un militante de la CCC aparece ahorcado en una celda de una comisaría. Durante la manifestación de protesta la comisaría es destruida, y en la represión es asesinado otro militante de la CCC. Un policía fue enjuiciado por este segundo asesinato, pero ninguno por el primero.
2007, Durante una manifestación de ATEN, Fuentealba murió por una granada de gas lacrimógeno que le pegó en la cabeza disparada desde corta distancia por la policía de Neuquén. El policía que disparó la granada fue condenado. Se inició juicio político contra el gobernador Sobisch, pero fue parado por el partido MPN.
2008, Una manifestación de trabajadores del ajo fue reprimida por la policía de Mendoza. Uno de los heridos murió a los dos días por una contusión cerebral.
2010, Un hombre de 60 años murió al quedar en medio de un tiroteo entre policías y ladrones de autos. Cuando los vecinos cortaron las vías para reclamar que se esclarezca el hecho, un joven fue asesinado por la policía. Ninguno de los dos crímenes fue resuelto.
2010, Un chico de 15 años fue asesinado por un agente policial en Bariloche. Sus vecinos atacaron y destruyeron la comisaría. Durante la represión otros dos chicos fueron asesinados. El agente que asesinó al primer chico fue condenado. Los otros dos asesinatos están impunes. Después de estos hechos hubo manifestaciones de otros vecinos a favor de la policía.
2010, Un intento de corte de vías por trabajadores tercerizados del tren fue boicoteado por el sindicato. Durante la retirada fue asesinado uno de los manifestantes. Los responsables del asesinato están siendo juzgados.

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martes, 22 de marzo de 2011

Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar.

Che Gorila, che gorila,
 no te lo decimos más,
 si la tocan a Cristina,
 qué quilombo se v'armar.


Se trata de un clásico de las manifestaciones en Argentina. Desde hace una pila de años, con sus variantes de acuerdo a cada época y contexto, fue coreada en las calles. A éste cántico lo escuché y lo desentoné cientos de veces. Sin embargo hubo una ocasión en la que me provocó algo diferente. Ocurrió durante los funerales de Néstor Kirchner. En ese momento, al escucharlo, se me hizo un nudo en la garganta.

Ya pasó suficiente tiempo como para poder auto-psico-analizarme, y por eso me zambullo ahora a escribir esto. ¿Qué fue lo que me provocó esa reacción?

Claramente, ese grito es una compadreada. Así marcamos la cancha y les decimos a nuestros adversarios:  hasta acá, después de acá estamos dispuestos a todo; si cruzan esta marca, qué quilombo se va a armar. Es como el "quiero, retruco".

Pero si se trata de un compadreada, ¿por qué esa vez me dio miedo?

Cuando retrucás con con una carta ganadora no hay por qué tener miedo. Pero... ¿la memoria me fallará? ¿esa carta que dejé descuidadamente sobre la mesa, para disimular, ganará realmente?.. No..., no puede ser ese el origen de este espasmo en la garganta. Estoy seguro de que esta es la mejor carta que tuve en mucho tiempo, y que ahora es cuando tengo que jugarme la parada. Si no aprovecho esta oportunidad puede demorar mucho en llegar otra carta parecida. ¿Entonces, por qué me sentí así?

Sigamos con la alegoría con naipes, que está empezando a gustarme.

La situación que vivía(mos) durante el funeral de Kirchner se me antoja parecida a esto: habíamos perdido la que parecía nuestra carta más fuerte, y nuestro rival, un ricachón acostumbrado a ganar, ya estaba alardeando ante sus amigos diciendo que nos íbamos al mazo, que así Él iba a recuperar lo que injustamente le veníamos ganando. Y entonces gritamos "Quiero! Retruco!"... (si la tocan a Cristina qué quilombo se va a armar). Y el tipo nos mira sin entender. ¿Cómo reaccionará? Él no sabe perder. Por lo que cuentan, nunca perdió. ¿Pateará el tablero y se nos vendrá encima?

Por ahí, por ahí venía mi miedo.

Si perdemos ahora nuestros rivales vendrán a quitarnos lo ganado. Y ahí sí, qué quilombo que se va a armar. Y ese quilombo no será alegre, el sólo imaginarlo me da miedo. Creo que sí, que por ahí venía esa especie de angustia. Si perdemos ahora, si se nos pasa esta oportunidad o alguien nos la quita, entonces perderemos mucho.

Por suerte nadie pateó el tablero. El juego continúa y llevamos las de ganar. Nuestro rival, que en aquel momento quedó perplejo por nuestro retruque, ahora está empezando a entender que puede perder. Como en el truco, el pavoneo y el alarde son parte del juego. Y nuestro rival muestra la punta de su carta, lo que nos tiene preparado si en algún momento les dejamos tomar la iniciativa.

Por eso desde La Nación y Clarín tiran consignas que, bien leídas, resultan amenazas. Y las repiten una y otra vez: "Reprimir no significa transgredir las normas, sino reponerlas cuando alguien las ha transgredido." (así, textualmente, lo escribieron acá, acá y acá, para asegurarse de que lo leamos).
Sus columnistas intentan darle mayor contenido filosófico a la consigna:
"Cuando una sociedad no tiene en claro la noción del orden, oscila bruscamente entre la anarquía y la tiranía, sin hallar el justo medio del orden democrático. En 1976, cuando se extendía entre nosotros la anarquía montonera, fueron muchos los que reclamaron un gobierno fuerte." Mariano Grondona.
"En un país preocupado y sensibilizado por la inseguridad, tanto la usurpación de espacios públicos como los enfrentamientos entre quienes los ocupan y los que viven en la zona, termina acentuando la percepción de inseguridad que hoy sufre gran parte de la población." Rosendo Fraga.
"Cristina tendrá que cuidarse del poder de la calle." Mariano Grondona.

Y finalmente algunos dirigentes políticos la levantan como consigna de campaña.
Duhalde, reunido con Barrionuevo, dice que "reprimir no es matar a nadie, sino hacer respetar la ley".  Macri pide, exige, que la policía federal reprima donde él no puede contener la conflictividad social.

Ese es su juego, amenazan porque están empezando a dudar de su triunfo. Intentarán distraernos usando floreos con actitud de cancheros, con su labia de jugador veterano en estas lides. Nos querrán hacer dudar de nuestra propia fuerza; convencernos de que, aunque ganemos, no ganaremos. Hemos visto esto ya otras veces, aprovecharán cualquier desatención, cualquier titubeo, para sacarnos del juego. Habrá que permanecer atentos, sostener la mirada serena, con la tranquilidad del que se sabe ganador. Y habrá que jugar nuestra carta. En octubre. Y poner, con fuerza, las manos sobre la mesa. Para que nadie se atreva a patearnos el tablero. Conservaremos así lo que ya tenemos ganado. Y comenzará otra mano donde tendremos la oportunidad de nuevos logros.

lunes, 14 de marzo de 2011

Sobre un artículo de Vargas Llosa

Esta carta pretende ser una respuesta al artículo escrito por Vargas Llosa para La Nación del día 13/3/2011.
Antes de comenzar, quiero dejar constancia de que lamento que el director de la Biblioteca Nacional se haya expresado públicamente en contra de su participación en la Feria del Libro. Lo lamento por un lado porque creo que no correspondía que el Horacio González opinara en este asunto, y también lo lamento porque le dio la oportunidad de expresar sus opiniones políticas desde la postura de víctima. Aclaro esto, el señor Vargas Llosa no ha sido censurado finalmente; podrá, como es su derecho, expresar sus opiniones. Y expresará sus opiniones gozando del aura de simpatía que brinda el presentarse como un perseguido político. Hechas las sumas y las restas, la iniciativa de Horacio González ha contribuido a fortalecer la imagen de Vargas Llosa.
En el párrafo anterior he mencionado un intento de censura, y lo he hecho de un modo tal que me permite evitar hablar realmente del tema, logrando disimular la importancia que debería dársele a un intento de censura. Copié este truco literario de uno de los grandes escritores de la actualidad: Mario Vargas Llosa. En su artículo del día de la fecha en el diario La Nación dice “nunca he ocultado mi convencimiento de que el peronismo, aunque haya impulsado algunos progresos de orden social y sindical, hechas las sumas y las restas, ha contribuido a la decadencia económica y cultural...”.
“Algunos progresos de orden social y sindical”. Paso a enumerar algunos de estos logros, quizá alguno se me olvide: vacaciones, aguinaldo, salario mínimo, estatuto del peón rural, indemnización por despido, seguro por accidentes de trabajo, salario familiar, créditos para vivienda, hospitales de niños, ayuda para madres solteras, colonias de vacaciones... Son muchas cosas en el haber, las cosas malas del peronismo deben ser grandes para echar todo esto por tierra. Y casi me olvido de mencionar uno de los logros sociales más importantes: el voto femenino.
Pues pasemos a ver cuáles son las cosas negativas de las que Vargas Llosa habla, tan malas que a su lado los logros antes mencionados resultan nimios. “Decadencia cultural”: el turismo social permitió que muchas personas pudieran viajar a los centros turísticos del país, los torneos Evita acercaron muchos jóvenes al deporte, se creó el comité olímpico para fomentar el deporte de alta competición, se estableció la gratuidad de la educación universitaria, se creó la Universidad Obrera (hoy llamada Universidad Tecnológica Nacional)... Quizá para Vargas Llosa el turismo y el deporte no sean hechos culturales. Quizá no le parezca algo relevante que los obreros puedan cursar estudios de ingeniería. Hubo en el pasado quienes pensaban que estas cosas eran algo decadente; quienes así opinaban apoyaron el golpe de estado de 1955, con el bombardeo de la Plaza de Mayo incluido. Yo no pienso de la misma manera.
Vargas Llosa habla también de “decadencia económica”: durante el gobierno de Perón se pagó y canceló la deuda contraída por los gobiernos anteriores, se fomentó la industria usando el excedente de la exportación de granos para dar créditos blandos, se estatizaron las empresas de servicios y transportes y se crearon empresas industriales del estado. Todo esto está muy alejado de las ideas liberales, que Vargas Llosa describe: “aceptar ... la alternancia en el poder, el mercado, la empresa y la inversión privadas y las instituciones que antes (la izquierda) llamaba burguesas”. Estas ideas liberales, al menos en su aspecto económico, fueron llevadas adelante en la Argentina por los presidentes Menem y De la Rúa. Realmente, yo me quedo con el estatismo peronista antes que con el liberalismo menemista.
La diferente interpretación de la historia argentina es notable. Para mostrar que la diferencia va más allá de la opinión respecto a los gobiernos de Perón, cito otra frase de Vargas Llosa donde menciona “la triste vigencia en nuestros días de aquella confrontación entre civilización y barbarie que describieron con tanta inteligencia y buena prosa Sarmiento en su Facundo y Esteban Echeverría en ese cuento sobrecogedor que es El Matadero.” Coincido plenamente en la tristeza. Pero me ubico del otro lado (de la barbarie, si quieren llamarnos así). Y para justificarme cito una frase de Sarmiento, en su genial libro Facundo, seguramente el mejor escrito del liberalismo argentino. Dice Sarmiento que “El pueblo que habita estas extensas comarcas se compone de dos razas diversas, que, mezclándose, forman medios tintes imperceptibles, españoles e indígenas ... La raza negra, casi extinta ya -excepto en Buenos Aires-, ha dejado sus zambos y mulatos, habitantes de las ciudades, eslabón que liga al hombre civilizado con el palurdo; raza inclinada a la civilización, dotada de talento y de los más bellos instintos de progresos ... de la fusión de estas tres familias ha resultado un todo homogéneo, que se distingue por su amor a la ociosidad e incapacidad industrial, cuando la educación y las exigencias de una posición social no vienen a ponerle espuela y sacarla de su paso habitual. Mucho debe haber contribuido a producir este resultado desgraciado la incorporación de indígenas que hizo la colonización. Las razas americanas viven en la ociosidad, y se muestran incapaces, aun por medio de la compulsión, para dedicarse a un trabajo duro y seguido.” Sarmiento hubiera preferido que alguien matara a todos los indios y a todos los gauchos. Entre Roca y Mitre estuvieron muy cerca de hacerlo.
El racismo y el desprecio de nosotros, los habitantes de esta tierra, por parte de los más grandes ideólogos del liberalismo “civilizado” me impulsan a ubicarme en la vereda opuesta, del lado del “bárbaro” populismo.
Esta diferente interpretación de la historia tiene su correlato en la visión de la actualidad. Vargas Llosa festeja que, según su opinión, cierta parte de la “izquierda” latinoamericana “ha sido capaz de renovarse, renunciando no solo a sus tradicionales convicciones revolucionarias ... sino al populismo, al sectarismo y al dirigismo, aceptando ... el mercado, la empresa y la inversión privadas y las instituciones que antes llamaba burguesas”; en definitiva, dejando de ser izquierda. Yo no sé si es real que los gobiernos que menciona han cambiado de ese modo, o si sus opiniones solo son reflejos de sus deseos. De hecho yo dudaría de esta caracterización, aún sin conocer bien a aquellos a quienes describe.
No creo que se pueda ser populista y sectario a la vez. Para ser populista hay que estar con el pueblo (al menos, eso dice el diccionario), y para ser sectario hay seguir a una secta. ¿Un populista sectario sigue entonces a una secta formada por la mayoría del pueblo? ¿Qué opinión merecen los que quedan afuera, los antipopulares, o impopulares?
Por otro lado, difícilmente un grupo sectario pueda alcanzar el gobierno de un país. Acá tiene que haber alguna confusión en el uso de las palabras. El uso del adjetivo “populista” como una forma despectiva de su sinónimo “popular” suele provenir de algunos sectores de la izquierda, estos sí sectarios, que no pueden entender por qué el pueblo no los sigue a ellos, y se ofenden cuando otras personas, unos populistas que no pertenecen a su secta, llevan adelante las reivindicaciones que ellos, los izquierdistas sectarios, nunca pudieron concretar.
Pero por la confusión entre los izquierdistas sectarios y los populares populistas (sean o no de izquierda) se nota que en realidad lo que preocupa a Vargas Llosa es otra cosa. Se nota que lo que realmente le molesta es el “dirigismo” en contraposición al liberalismo económico del “mercado, las empresas y la inversión privadas”. ¿La libertad de qué mercados, empresas y capitales privados defiende el liberal Vargas Llosa? ¿La de las grandes editoriales que auspician la feria que inaugurará? ¿La de los oligopolios de la comunicación donde publica sus ideas?
¿La libertad de las empresas que brindan servicios de salud es más importante que el derecho de los ciudadanos a su propia salud? ¿Por qué está mal entonces que el estado intervenga restringiendo las libertades de esas empresas? ¿Por qué está mal que el estado dirija las negociaciones entre trabajadores y empresarios, de modo de evitar despidos arbitrarios y de garantizar derechos de los trabajadores? ¿Por qué está mal que el estado intervenga en la economía para fomentar las industrias que considere más importantes? ¿Está mal que el estado garantice la educación pública gratuita, en vez de la libertad de las universidades privadas? ¿Y la vivienda, es acaso menos importante que la libertad de hacer negocios inmobiliarios?
Me cuesta creer que las respuesta a estas preguntas no sean inmediatas. Pero se ve que para gente como Vargas Llosa ciertas libertades son más importantes que la justicia social.