Elecciones 2001

En las elecciones de 2001 sucedió un fenómeno que los medios de comunicación dieron en llamar "voto bronca". En ese momento era imposible predecir lo que ocurriría en diciembre (estallido popular y renuncia del presidente), pero se percibía que algo se estaba gestando.

Yo era presidente del centro de estudiantes de informática, y en ese momento escribí la siguiente nota que salió publicada en la revista que publicábamos una vez al año. Sin firma, porque si bien la redacción es mía, las ideas y análisis presentados eran grupales.

Elecciones Nacionales:

el fracaso de la democracia para pocos

La Democracia es un lujo del norte. Al sur se le permite el espectáculo, que eso no se le niega a nadie. Y a nadie molesta mucho, al fin y al cabo, que la política sea democrática, simpre y cuando la economía no lo sea. Cuando cae el telón, una vez depositados los votos en las urnas, la realidad impone la ley del más fuerte, que es la ley del dinero. Así lo quiere el orden natural de las cosas. En el sur del mundo, enseña el sistema, la violencia y el hambre no pertenecen a la historia, sino a la naturaleza, y la justicia y la libetad han sido condenadas a odiarse entre sí.
Eduardo Galeano
Mucho se ha escrito acerca de los resultados de las elecciones del 14 de octubre y en general todos coinciden en una cosa: ha crecido lo que los medios de desinformación llaman "voto bronca". A lo que llaman de esta manera es el abstencionismo, es decir la suma de los votos en blanco, los anulados y los no emitidos (la gente que ni siquiera se molestó en ir hasta una mesa de votación a cumplir con el molesto trámite de depositar alguna cosa dentro de un sobre que posteriormente será introducido en una urna, aún a riesgo de ser multado con la escandalosa suma de 50 pesos argentinos, o 0,05 australes, o 0,000005 pesos convertibles). Y, efectivamente, esto creció con respecto a lo que ocurría en las elecciones anteriores. Pero, para evitar comernos el verso que nos suelen intentar meter desde la televisión y algunas radios y periódicos, y a riesgo de parecer escépticos y desconfiados, tomémonos algunos minutos para analizar un par de cosas con respecto al resultado de estas elecciones. Algunas de las cosas que debemos discutir son: qué es el abstencionismo, viendo ejemplos históricos de esta manifestación e intentando analizar cuál es su sentido actual, qué es efectivamente lo que cambió en esta última elección con respecto a las anteriores y a qué se deben estos cambios.
El abstencionismo no es un descubrimiento nuevo, de hecho se presentó con fuerza en dos momentos históricos de nuestro país, coincidiendo con los orígenes de los que hoy son los dos partidos mayoritarios. El primer caso se dio cuando estaba naciendo la UCR, junto con un importantísimo movimiento popular de nuestra Nación. Su principal referente, Don Hipólito Yigoyen, convocó a todo el pueblo a abstenerse de participar en las elecciones. Los motivos para tomar esta decisión fueron que en aquella época las elecciones las ganaba aquel que tuviera mayor capacidad de garantizar el fraude: desde falsificar documentos para votar varias veces, hasta ir armado a las mesas de votación para presionar a los votantes. Finalmente, en 1912, el sistema electoral fue cambiado (no sólo debido a la abstención, sino a la movilización popular que tenía en la abstención electoral su forma de no dar legitimidad a esa farsa) y en las elecciones siguientes Yrigoyen arrasó con las urnas.
Golpes militares por medio, la historia fue cambiando y el radicalismo también. Hasta que, treinta años después, surge un nuevo movimiento popular, cuyo referente era el Coronel Juan Domingo Perón. El peronismo tuvo su apogeo entre las décadas del 40 y 50, hasta que cayeron sobre él nuevos golpes militares y la proscripción. Después del gobierno militar se llamaron a elecciones "democráticas", en las cuales el peronismo no podía presentarse. Fue entonces cuando Perón llamó a votar en blanco. Y el voto en blanco ganó. Tan grande fue la abstención que los radicales (quienes "ganaron" esas elecciones) ni siquiera alcanzaron el 25% de los votos. El Pueblo Argentino tuvo que seguir esperando hasta 1973 para que Perón vuelva, cuando las fórmulas Cámpora-Solano Lima, y poco tiempo después Perón-Perón volvieron a llenar las urnas de votos. No fueron los votos en blanco los que lo trajeron de vuelta, fueron 18 años de resistencia. Pero la abstnción fue, como lo había sido antes, la forma de demostrar la ilegitimidad de aquella mentira democrática en la que las expresiones populares no tenían cabida.
¿Es comparable la situación actual con estos dos casos? Evidentemente no. No existe, como existía entonces, un importante desarrollo del poder de las masas populares ni un claro referente político de sus intereses. Sin embargo sí podemos afirmar que esta "democracia" que nos muestran es una farsa. Lo es porque única posibilidad que tiene el pueblo de participación es elegir cada determinados períodos de tiempo quén será el encargado de continuar administrando el ajuste. Como dice la constitución: "el pueblo no delibera ni gobierna". No se puede discutir líneas políticas distintas a las vigentes. La última decisión simpre la tienen los mercados financieros. Los medios de comunicación se encargan de mantenernos lo suficientemente desinformados como para que esta situación se mantenga sin modificaciones, En este contexto tiene sentido abstenerse en las elecciones como modo de restarle legitimidad a esta mentira. Pero esta abstención no tiene el mismo valor que en los casos anteriores porque no tiene un fuerte movimiento que la respalde y que pueda dar vuelta las cosas. Ese movimiento aún está por ser construido.
¿Pero qué pasó en estas últimas elecciones? ¿Realmente las cosas cambiaron tanto? Si comparamos con las elecciones presidenciales del 99 notaremos rápidamente los siguientes cambios:
  • El abstencionesmo creció muchísimo, me menos del 25% a más del 40%.

  • La suma de votos de la Alianza y el PJ cayó muchísimo, se redujo a menos de la mitad: del 66% al 32%

  • La Cantidad de votos de los partidos chicos y provinciales creció muchísimo, del 10% a más del 26%

  • Esto, en especial el último punto, podría deberse a que estamos comparando elecciones legislarivas con presidenciales, en las que no se presentan los partidos provinciales, y en las que el interés de la gente es distinto (aunque estas elecciones eran especiales porque se elgían senadores en todas las provincias). Pero si recorremos las últimas elecciones legislativas veremos una constante: alrededor del 60% van para la suma del PJ y la Alianza, alrededor de un 25% son abstenciones y el resto se reparte entre los partidos más chicos, los provinciales o vecinales y algún partido nacional que surge y junata muchos votos con una buena campaña mediática y más tarde cae o desaparece (el MODIN en el 93, el FREPASO en el 95, Acción por la República en el 97 y 99 y el Polo Social y el ARI hoy).
    Comparando con estos números los datos siguen siendo igual de contundentes.
    Y ahora qué. Sabemos que el resultado de las elecciones cambió conrespecto a elecciones anteriores. Pero ¿qué significan estos cambios? Como no existe un fuerte movimiento político que canalice todas estas expresiones, tampoco es probable que exista un preyecto común a todas las personas que dejaron de votar a los partidos del ajuste.
    Vayamos por partes. El caudal de votos a partidos menores (además de lo heterogéneo de estos partidos) no significa un compromiso de los votantes a contribuir a la construcción de una fuerza política. Muchos (creo yo que la mayoría) se basan en la siguiente lógica: me doy cuenta de que la situación no puede seguir como está, es necesario cambiar las cosas, yo no lo voy a hacer, le voy a dar mi voto a alguno para que él se haga cargo. Este discurso, basado en la apoliticidad y el individualismo está muy inserto en la sociedad argentina. Por todos los medios posibles nos bombardean conestas ideas hasta que al final se instalan como propias, y por lo tanto va a ser muy difícil desterrarlas. Mientras tanto estas personas siguen limpiando sus conciencias al regalar a otro, cada dos años, la posibilidad de decidir por ellas.
    La caída de votos de los partidos del ajuste (PJ y Alianza) sí significan una deslegitimación de sus estructuras para someter a los argentinos. Pero tampoco creamos que es completamente homogéneo el camino para llegar a la conclusión de la ilegitimidad de estos partidos. Si bien ya a todos resulta claro que la política llevada adelante por ambos es la del ajuste, muchas veces se desvía el eje y se centra en la discusión de que ambos son igualmente corruptos. No está mal que Menem haya vendido el país sino que se haya quedado con una parte. No está mal la flexibilización laboral sino que hayan coimeado a los senadores para que la aprueben. Es bueno contribuir a demostrar su ilegitimidad. Pero tengamos claro por qué es que no tienen derecho a seguir gobernándonos. Porque si viniera un vendepatria que no robe no deberíamos ponernos contentos.
    Finalmente, el crecimiento de del abstencionismo no podía escapar a esta situación. En el caso de los que no fueron a votar tenemos que diferenciar a los que no fueron por pereza de los que no fueron por la convicción de que en este marco nada se podía cambiar a través de las elecciones. Y si nos ponemos a mirar lo votos nulos, no es lo mismo poner en el sobre a Clemente, a Bin Laden o a San Martín.
    Esto no significa que todo esté perdido, significa que nos falta mucho por recorrer. Y en este largo camino cualquier avance debe ser bienvenido. Aunque quizás no sea todo lo conciente que sería deseable, el resultado de las elecciones que les quita legitimidad a los que permanentemente nos están sometiendo es un paso de mucha importancia.


    Nota Publicada en la revista Paradigma del Centro de Estudiantes de Informática de la UNLP en octubre de 2001.